En el libro de Gálatas, el apóstol Pablo nos habla acerca de las obras de la carne y cómo estas se oponen a las obras del Espíritu. En el capítulo 5, versículos 16 al 17, Pablo dice: digo, pues: andad en el espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. porque el deseo de la carne es contra el espíritu, y el del espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. En este pasaje, Pablo nos muestra que existe una lucha interna entre nuestra naturaleza pecaminosa, la carne, y el Espíritu Santo que habita en nosotros.
La carne y el Espíritu en conflicto
La carne se refiere a nuestra naturaleza pecaminosa, la cual está inclinada hacia el pecado. Satanás utiliza nuestros deseos carnales para alejarnos de Dios y llevarnos hacia el pecado. Por otro lado, el Espíritu Santo obra en nosotros a través de nuestro espíritu humano para producir virtudes cristianas que agradan a Dios. Estas dos fuerzas, la carne y el Espíritu, están en conflicto constante en nuestra vida diaria.
Pablo nos exhorta a caminar en el Espíritu y no satisfacer los deseos de la carne. Esto implica vivir guiados por el Espíritu Santo, sometiendo nuestras pasiones y deseos carnales a la voluntad de Dios. Es un llamado a una renovación constante de nuestra relación con Dios, para que podamos resistir los deseos pecaminosos de nuestra carne y no caer en ellos.
Las obras de la carne
En el versículo 19, Pablo nos presenta una lista específica de las obras de la carne. Estas obras son manifestaciones de nuestra naturaleza pecaminosa y nos alejan de la voluntad de Dios. Según el texto bíblico, las obras de la carne son:
- Adulterio
- Fornicación
- Inmundicia
- Lascivia
- Idolatría
- Hechicerías
- Enemistades
- Pleitos
- Celos
- Iras
- Contiendas
- Disensiones
- Herejías
- Envidias
- Homicidios
- Borracheras
- Orgías
- Y cosas semejantes a estas
Estas obras son contrarias a la voluntad de Dios y aquellos que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios, según nos advierte Pablo en el versículo 2
El fruto del Espíritu
En contraste con las obras de la carne, el Espíritu Santo produce en nosotros un fruto característico. En el versículo 22, Pablo nos habla del fruto del Espíritu, el cual es:
- Amor
- Gozo
- Paz
- Paciencia
- Benignidad
- Bondad
- Fe
- Mansedumbre
- Templanza
Estas virtudes son el resultado de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas y nos ayudan a vivir de acuerdo a la voluntad de Dios. Aquellos que son guiados por el Espíritu exhiben una calidad de conducta superior, como nos dice Pablo en el versículo 2
Las obras de la carne son manifestaciones de nuestra naturaleza pecaminosa y nos alejan de la voluntad de Dios. Estas obras incluyen adulterio, fornicación, idolatría, enemistades, iras, entre otras. Por otro lado, el Espíritu Santo produce en nosotros un fruto característico que incluye amor, gozo, paz, paciencia, entre otros. La exhortación de Pablo es que vivamos guiados por el Espíritu y no satisfagamos los deseos de la carne. Al hacerlo, estaremos alineados con la voluntad de Dios y podremos experimentar una vida transformada por el poder del Espíritu Santo.
¿Cuáles son las obras de la carne?
Según el libro de Gálatas, las obras de la carne incluyen adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas.
¿Qué es el fruto del Espíritu?
El fruto del Espíritu es el resultado de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. Incluye amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y templanza.
¿Qué significa caminar en el Espíritu?
Caminar en el Espíritu implica vivir guiados por el Espíritu Santo, sometiendo nuestras pasiones y deseos carnales a la voluntad de Dios. Es un llamado a una renovación constante de nuestra relación con Dios y a resistir los deseos pecaminosos de nuestra carne.
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