En la sociedad actual, los consumidores se encuentran cada vez más confundidos sobre qué alimentos son saludables y cuáles no lo son. Esto se ha visto agravado por la preocupación de la comunidad científica sobre el aumento del consumo de carne a nivel mundial. En este sentido, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), una agencia independiente vinculada a la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha clasificado las carnes procesadas como agentes carcinogénicos en el mismo grupo que el tabaco y el amianto. Esto ha generado mucha confusión y alarma injustificada entre la población.
¿Qué son las carnes procesadas?
Las carnes procesadas son aquellas que han sido sometidas a un proceso de transformación industrial, como la salazón, el ahumado o la fermentación, con el objetivo de mejorar el sabor o prolongar su conservación. Este grupo incluye productos como las salchichas, los embutidos, los precocinados y las carnes enlatadas. Incluso el jamón ibérico, con su alto contenido en zinc y hierro, ha sido incluido en esta categoría, lo cual genera discrepancias ya que se considera un alimento de calidad.
Si bien es cierto que el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal debido al consumo de carne procesada es bajo, debido a la frecuencia con la que se consume este alimento, el impacto en la salud pública puede ser significativo. Por lo tanto, es recomendable reducir el consumo de carne y optar por opciones de mejor calidad. Sin embargo, esto puede resultar difícil para familias con pocos recursos económicos.
Recomendaciones de la OMS
La OMS ha recomendado evitar el consumo de salchichas y otros derivados de carne procesada desde el año 200Además, la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard y el Código Europeo contra el Cáncer también hacen hincapié en la importancia de reducir la ingesta de carne roja. Es necesario que se ponga más énfasis en el consumo de frutas, verduras y legumbres como base de la dieta, y se regule la industria de la comida rápida que perjudica la salud pública.
El procesamiento de la carne es una realidad en nuestra sociedad, por lo tanto, el desafío está en regular o autoregular esta industria sin perjudicar económicamente a ningún sector productivo. Además, es importante prestar atención al etiquetado de los productos para proteger la salud del consumidor. Las empresas deben buscar formas de reducir el contenido de grasas, utilizar menos aditivos y conservantes, y mejorar la distribución de los alimentos.
Consumo responsable de carne
La carne puede formar parte de una dieta equilibrada, ya que es una fuente de proteínas, vitaminas B, hierro y otros minerales beneficiosos para la salud. Sin embargo, su consumo debe ser ocasional. En la nueva pirámide alimenticia, se recomienda ubicar la carne cerca de la cúspide, lo que significa que se debe consumir en menor cantidad que otros alimentos como las frutas, verduras, legumbres y cereales integrales.
Es importante recordar que existen otras fuentes de proteínas saludables en nuestra dieta mediterránea, como la carne blanca, el pescado y los cereales integrales. El objetivo no es eliminar por completo la carne roja de nuestra alimentación, sino consumirla de manera responsable, limitando su ingesta a 2-3 veces por semana.
El desafío de la OMS
La OMS se preocupa por el cáncer, una enfermedad que afecta a una gran cantidad de personas. Por lo tanto, es fundamental adoptar medidas de prevención y protección, así como realizar un diagnóstico precoz. Las pruebas como la colonoscopia y los marcadores tumorales son herramientas importantes en la detección temprana del cáncer.
Es necesario seguir las recomendaciones de la OMS para proteger nuestra salud. Una dieta equilibrada y saludable, que incluya una reducción en el consumo de carne roja y embutidos, es fundamental para mantener un cuerpo sano y prevenir enfermedades. Como dijo Nelson Mandela, la educación es el arma más poderosa para cambiar el entorno.
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