La carne es un alimento esencial en la dieta de muchas personas. Sin embargo, es importante asegurarse de que la carne que consumimos esté en buen estado para evitar problemas de salud. En este artículo, te daremos algunos consejos para reconocer si la carne ha pasado su punto de caducidad y a qué huele la carne podrida.
Cómo saber si la carne huele mal
Para evitar comprar carne pasada, debes saber reconocer los signos de ranciedad. La siguiente lista explica en qué hay que fijarse al examinar la carne fresca y saber si la carne está en buen estado.
- Color. La carne debe tener color uniforme. Fíjate que la carne debe tener siempre un color uniforme y no presentar partes más oscuras o colores que tienden al marrón o incluso rosado en algunas partes en las carnes rojas, o al amarillento en carnes blancas.
- Olor. La carne no debe desprender ningún olor desagradable. La carne en buen estado tiene un olor suave, característico, pero ligero, nunca profundo o desagradable. Si vas a comprar carne fresca de cerdo, ternera o pollo y tiene un olor agrio o rancio, no la compres.
- Viscosidad superficial. La carne no debe tener la superficie pegajosa. Ninguna carne fresca por lo general tiene que tener la superficie pegajosa, si la superficie de la carne está viscosa o pegajosa, es probable que se haya congelado y descongelado.
- Líquido. Cuidado con el líquido o exudado excesivo de la carne. Aunque por lo general la superficie de la carne siempre está ligeramente húmeda, y puede soltar líquido envasada, hay que distinguir cuando es una cantidad pequeña, que suele indicar que la carne es fresca, a cuando el líquido se encuentra en exceso.
- Caducidad. No pasemos nunca la fecha de caducidad del envase. Este concepto es fácil reconocerlo, simplemente observar si la fecha de caducidad está próxima o ya ha pasado, en ese último caso, siempre desechar la pieza.
- Sabor. Debe saber a carne. Obviamente este paso no lo podemos comprobar si cualquiera de los anteriores ha fallado, pero se puede dar el caso de que no nos hayamos percatado de algún punto, o haya pasado el examen raspado, y al ir a cocinarla y probarla, nos demos cuenta de que el sabor no es el que se espera de ese tipo de carne, si no sabe bien, debe desecharse siempre ante la más mínima duda.
Es importante recordar que la carne, como cualquier alimento, debe encontrarse en perfectas condiciones para su consumo. Por ello, se recomienda comprar la carne en carnicerías de confianza, donde se controlan las temperaturas y se garantiza la calidad e higiene de los productos.
Qué pasa si hueles carne podrida
Las enfermedades transmitidas por los alimentos, como el E-coli y la salmonelosis, son responsables de millones de casos de intoxicación al año, y la mayoría de ellos es el resultado de haber comido carne en mal estado. Por ello, es fundamental conservar correctamente la carne y reconocer los signos de ranciedad para evitar riesgos para la salud.
Antes de comprar cualquier bandeja de carne, verifica la fecha de caducidad que se especifica en el envase. Si la fecha de caducidad ya se ha pasado, no debes comprarla. Además, debes evitar comprar carne si el envase no tiene fecha de caducidad, lote o fecha de envasado.
El color de la carne también es un indicador importante. La carne de aves de corral puede ser desde un color blanquecino azulado a un tono más amarillo. La carne cruda de cerdo, en condiciones óptimas, debe presentar un color grisáceo-rosado. La carne picada fresca, cuando está envasada al vacío, tendrá un color rojo púrpura.
Oler la carne es otra forma de saber si está en mal estado. Si la carne desprende un olor malo o a rancio, debes deshacerte de ella, ya que no es comestible. Además, la carne podrida puede tener una textura viscosa y presentar áreas verdosas o ennegrecidas, signos de proliferación de bacterias y hongos.
Es importante estar atentos a los signos de ranciedad en la carne y evitar consumir carne en mal estado para proteger nuestra salud. Siempre es recomendable comprar carne en establecimientos de confianza y seguir las indicaciones de almacenamiento y conservación adecuadas.
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